Llega el invierno, el frío, los cambios bruscos de temperatura, los virus… miles de preguntas, aquí van algunos consejos:
Abriga correctamente a tu bebé
Ten en cuenta que los peques sienten más frío que los adultos, por lo que necesitan ropa adicional para abrigarse. Por lo tanto, básate en el frío que sientes y en la ropa que usas para calcular cuánto abrigo y ropa necesita tu hijo. Normalmente, hasta los 2 años, una capa extra de ropa en relación con el adulto es suficiente para proteger al niño.
Cuidado con las mantas
Muchos padres optan por envolver a sus pequeños en mantas gruesas y mullidas. Sin embargo, debes tener cuidado con el uso de mantas, almohadas y peluches en la cuna. La recomendación es que el bebé no duerma con ninguno de estos objetos y juguetes, ya que esto puede incrementar el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL). Un consejo es vestir a tu hijo con una capa de ropa para el frío, ya que es cómoda y puede aislar el calor corporal del niño.
Atención a la higiene
Te preocupan, cómo no, las enfermedades que corren: virus, bacterias… ¡tu bebé siempre a salvo! Y es que se pueden prevenir con un acto muy simple pero poderoso: lavarse las manos. Límpiate bien las manos sobre todo a la hora de cambiar pañales, limpiarle la nariz tu bebé, comer o preparar comidas y, por supuesto, después de ir al baño.
Otro elemento que se debe agregar a la lista de cuidados durante el invierno es lavar las mantas y la ropa de abrigo que se usa menos, ya que estos pueden acumular partículas que causan alergias.
Proteger nariz y labios
La boca y la nariz siempre están expuestas a las inclemencias del invierno: que si frío, que si viento, que si el catarro con los mocos… ¡hola, irritaciones! ¿Quieres aliviar y ayudar a la reparar la piel de esas zonas? Hazte con un bálsamo pediátrico para labios y nariz
¿Cuánto debe durar el baño?
En invierno bastará con darle un baño corto, de menos de diez minutos, en agua tibia y en un ambiente de unos 24 grados (o un poquito más). Si el baño está muy frío, no es mala idea calentarlo unos minutos antes con un calefactor. Y si se puede poner su toallita y pijama sobre una fuente de calor para que el cambio de temperatura que sufra el bebé no sea drástico, mejor que mejor. Pero hay que tener mucho cuidado y comprobar que la ropa no se ha calentado demasiado.
¡Ojo con la temperatura de su habitación!
Por la noche, el cuarto del niño no debería estar demasiado caliente, la temperatura ha de oscilar entre los 20 y los 22 grados. Lo ideal es que duerma con un pijama calentito que le cubra los pies, mejor que taparle con mantas gordas (los bebés se mueven mucho y terminan destapándose). Se recomienda estar atentos a la dinámica del pequeño por la noche: si es de los que no paran quietos en la cuna, un saquito de dormir le vendrá mejor que una manta. Así se evita que se destape o, incluso, que se cubra la cara y corra riesgo de asfixiarse o de pasar un mal rato.
Disfruta de tu pequeñín en invierno, con más paseos al sol, más abrazos en bañeritas tibias, más juegos al calor del hogar y, como siempre decimos, más tiempo de calidad.