¡Virus y más virus a la vista!
Llega temporada de gripes y debemos estar al caso. ¡Importante proteger a nuestro bebé!
Y es que la vacuna de la gripe no se puede administrar antes de los 6 meses. Por eso, para proteger a los bebés menores de esta edad frente a esta enfermedad infecciosa, la estrategia se basa en la vacunación del entorno familiar. La idea es crear un círculo de inmunidad a su alrededor.
Esta recomendación de vacunación del entorno familiar es especialmente importante y necesaria en aquellos casos en los que los bebés tienen enfermedades de riesgo, como diabetes, asma, enfermedades neurológicas, renales, cardiacas, pulmonares, etcétera, es decir, enfermedades en las que la gripe pueda producir complicaciones.
A partir de los 6 meses de edad sí está autorizada la vacunación frente a la gripe, tanto para niños con enfermedades de riesgo como para niños sanos. Los niños menores de 9 años que se vacunan por primera vez necesitarán dos dosis de vacuna, separadas por 1 mes, para estar protegidos si son grupo de riesgo, porque si es sano con una sola dosis basta.
¿Quiénes se deberían vacunar para proteger al bebé menor de 6 meses?
Principalmente el entorno familiar más cercano, es decir, las personas que convivan con el bebé habitualmente: los padres, los abuelos, los hermanos u otros cuidadores.
Las instituciones sanitarias y el Comité Asesor de Vacunas de la AEP recomiendan que todos los profesionales que están en contacto con la población pediátrica se vacunen. Esto es, profesionales de pediatría, de enfermería, de puericultura…
¿Se puede proteger al bebé antes de que nazca?
La vacunación frente a la gripe de la madre durante el embarazo tiene varios beneficios para el bebé: por un lado, protege a la madre de este virus y sus consecuencias durante la gestación, que pueden llegar a ser muy graves; y por otro, transmite anticuerpos al bebé a través de la placenta que le inmunizarán durante los primeros meses de vida, cuando todavía no puede recibir la vacuna.
¿Qué otras medidas se pueden adoptar?
Aunque la vacunación es la actividad preventiva más eficaz, esta debe acompañarse con medidas higiénicas que eviten, en la medida de lo posible, la propagación del virus. Entre ellas:
- Mantener alejado al bebé de adultos u otros bebés que tengan procesos respiratorios.
- Lavarse las manos frecuentemente.
- Cubrirse la nariz y la boca con un pañuelo o con el codo al toser o estornudar.
- Asegurarse de tirar el pañuelo después de usarlo.
- Limpiar y desinfectar a menudo los juguetes y superficies de espacios comunes, especialmente si ha habido algún enfermo en el entorno familiar o en la guardería.
Y la mejor vacuna del mundo: mimos, mimos y más mimos.
Por un invierno calentito, lleno de salud y momentos felices!